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El Cristo Triunfante - Contents
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    Observadores celestiales testifican de cada palabra pronunciada, 21 de abril

    “Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová”. Números 12:2.CT 120.1

    Aarón y María se molestaron con Moisés por causa de su matrimonio... Creían que Moisés los miraba como si fueran inferiores; como que debieran ocupar un segundo lugar. Y este estado emocional era el que Satanás quería producir. Tenía el plan de llevar adelante la obra que había iniciado en el cielo... Satanás no puede tocar ni nuestra mente, ni nuestro intelecto, ni las facultades de raciocinio; pero sí puede hacer cosas que atrapen la atención de nuestros ojos y que armonicen con los sutiles propósitos de su obra... Aarón y María llegaron a armonizar en pensamiento. En una conversación que mantuvieron se preguntaron: “Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?” Y observa lo que dice a continuación: “Y lo oyó Jehová”.CT 120.2

    El Señor escucha muchas cosas que los seres humanos decimos y advierte la corriente de maldad que se inicia con intensa actividad por medio de palabras que hablaron en secreto. Si las personas consideraran que siempre hay un Testigo invisible que escucha cada palabra que pronuncian, aún en la cámara secreta, habría pocas comunicaciones privadas que surgieran de los labios humanos e influyeran en las mentes de los otros con sus ideas y sugerencias perversas que proclaman las tentaciones del gran impostor... Cada persona en sus conversaciones privadas destinadas a captar simpatías, debiera recordar estas palabras: “Y lo oyó Jehová”.CT 120.3

    Había Uno que podía vindicar a Moisés. Escuchen su testimonio; son palabras que recorriendo el tiempo llegan hasta nuestro tiempo, indicando que la mente de Dios no está en armonía con los pensamientos de quienes no han buscado la santidad. “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra... Entonces Jehová descendió en la columna de nube, y se puso a la puerta del tabernáculo y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos.CT 120.4

    “Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él... Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve...”CT 120.5

    Siendo honrados por su participación en la obra, Aarón y María creyeron que eran iguales a Moisés, y que constituían una parte esencial de todo ese proceso. Sintieron que también se les debía dar crédito y que Moisés no era merecedor de todos los honores. Que todo agente humano considere que en cualquier puesto que el Señor lo haya colocado debe poner toda su confianza en Dios.—Carta 7, 1894.CT 120.6

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