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El Cristo Triunfante - Contents
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    Dios escucha nuestras oraciones intercesoras, 9 de marzo

    “Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?” Génesis 18:23.CT 77.1

    Se nos dice que Abrahán se acercó y dijo: “¿Destruirás también al justo con el impío?” Si bien Abrahán tenía un sentido de humildad como el que cada hijo de Dios debiera poseer, también tenía un intenso interés en las almas de los pecadores. La narración bíblica lo describe como acercándose. Se aproximó a los mensajeros celestiales e intercedió ante ellos como un niño lo haría ante sus padres. Recordó que Lot moraba en Sodoma y había establecido lazos matrimoniales con familias de aquella ciudad. Por lo tanto, Abrahán comenzó a interceder por cincuenta y el Señor le dijo que la preservaría si había cincuenta justos allí; llegó a diez, y Dios le dijo que la libraría de destrucción en virtud de esos diez. No hizo ninguna otra petición, porque esperaba que hubiera diez justos en Sodoma.CT 77.2

    Sin embargo, cuando los ángeles llegaron a Sodoma, no pudieron encontrar ni a cinco justos en aquella estupenda ciudad, por lo que podemos deducir que aunque haya ciudades espléndidas, que gozan del mayor bienestar, es posible que no se encuentren en ella ni siquiera cinco justos. Mientras buscamos la vida perdurable, cada uno debiera buscar establecer las mejores relaciones que nos permitan desarrollar un carácter cristiano. Con frecuencia Dios nos llama a romper todo vínculo que nos une con las influencias profanas y a salir de en medio de ellas.CT 77.3

    Abrahán era un representante de Dios y su historia llega hasta nuestros días. La preocupación de Abrahán por Sodoma es una lección a fin de que nos interesemos intensamente por quienes nos rodean. Si bien odiamos el pecado, debemos amar a las almas por las que Cristo murió. Y deberíamos estar agradecidos a Dios porque tenemos Uno que intercede en los cielos en favor nuestro.CT 77.4

    Jesús conoce el valor de cada alma porque ha pagado el precio de cada una. Cuando padecía la agonía de la crucifixión, oró por sus enemigos y dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y esto es lo que vemos en el caso de Abrahán, que intercedió por el culpable como una persona intercede por otra. Debemos [ofrecer] esta [misma] ferviente oración por quienes están en tinieblas.—Manuscrito 19, 1886.CT 77.5

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