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    Capítulo 4—Actitud hacia una nueva luz

    Retener la verdad no excluye nueva luz—Es un hecho que tenemos la verdad y debemos aferrarnos con tenacidad a las posiciones que no pueden ser removidas. Pero no por eso debemos mirar con sospecha cualquier nueva luz que Dios pueda enviarnos y decir: “Realmente no necesitamos más luz que las viejas verdades que hemos recibido hasta ahora, sobre las que descansamos”. Mientras nos aferremos a esta posición, el testimonio del Testigo fiel nos aplica su reprensión: “Y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Apocalipsis 3:17. Los que se sienten ricos y no sienten necesidad de nada, están ciegos con respecto a su verdadera condición frente a Dios, y no lo saben.—The Review and Herald, 7 de agosto de 1894.OP 33.1

    Dirigidos por Dios, pero no infalibles—No debemos pensar: “Bien, tenemos toda la verdad, comprendemos los pilares fundamentales de nuestra fe, y podemos descansar sobre este conocimiento”. La verdad es progresiva y debemos caminar en su luz creciente.OP 33.2

    Un hermano me preguntó: “Hna. White, ¿cree usted que tenemos que comprender la verdad por nosotros mismos? ¿Por qué no podemos tomar las verdades que otros han reunido y creerlas confiados en que investigaron el tema? Así podríamos liberarnos de tener que ejercitar los poderes de nuestra mente en la investigación de todos estos temas ¿No cree usted que estos hombres que descubrieron la verdad en lo pasado fueron inspirados por Dios?”OP 33.3

    No me atrevo a decir que no fueron conducidos por Dios, pues Cristo conduce a toda verdad; pero si nos referimos a la inspiración en el sentido más amplio de la palabra, respondo: No. Yo creo que Dios les ha dado una obra para hacer, pero si no están completamente consagrados a Dios en todo momento, mezclarán el yo y sus rasgos peculiares de carácter con lo que están haciendo. Entonces, aplicarán su molde a la obra y modelarán la experiencia religiosa de los hombres según su propio designio. Es peligroso que hagamos de la carne nuestro brazo. Deberíamos apoyarnos en el brazo del Poder infinito. Dios nos ha estado revelando esto durante años. Debemos tener una fe viviente en nuestros corazones y procurar mayores conocimientos y luz más desarrollada.—The Review and Herald, 25 de marzo de 1890.OP 34.1

    Brillará luz creciente—Un espíritu de farisaísmo se ha estado apoderando del pueblo que pretende creer la verdad para estos últimos días. Se sienten satisfechos. Han dicho: “Tenemos toda la verdad. No hay más luz para el pueblo de Dios”. Pero, si no aceptamos nada más que lo que ya hemos aceptado como la verdad, no estaremos seguros. Deberíamos investigar cuidadosamente la Biblia por nosotros mismos y cavar profundamente en la mina de la Palabra de Dios buscando la verdad. “Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón”. Salmos 97:11. Algunos me preguntaron si pensaba que había más luz para el pueblo de Dios. Nuestras mentes se han estrechado tanto que no parecemos entender que el Señor tiene una poderosa obra para que hagamos. Luz creciente ha de brillar sobre nosotros; porque “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”. Proverbios 4:18.—The Review and Herald, 18 de junio de 1889.OP 34.2

    Todavía hay muchas gemas por descubrir—Siempre se revelará nueva luz de la Palabra de Dios a aquel que mantiene una relación viva con el Sol de justicia. Nadie llegue a la conclusión de que no hay más verdad para ser revelada. El que busca la verdad con diligencia y oración hallará preciosos rayos de luz que aún han de resplandecer de la Palabra de Dios. Muchas preseas, que están todavía esparcidas, han de ser juntadas para convertirse en propiedad del pueblo de Dios.—Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática 36 (1892).OP 35.1

    La investigación de la doctrina—No hay excusa para que alguno tome la posición de que no hay más verdades para ser reveladas, y que todas nuestras exposiciones de las Escrituras carecen de errores. Que ciertas doctrinas hayan sido sostenidas como verdades durante muchos años no es una prueba de que nuestras ideas son infalibles. El paso del tiempo no convertirá el error en verdad, y la verdad tiene la capacidad de ser imparcial. Ninguna doctrina verdadera perderá algo por una investigación cuidadosa.OP 35.2

    Vivimos en tiempos peligrosos y no es apropiado que aceptemos todo lo que se pretende que sea verdad sin examinarlo minuciosamente; ni podemos rechazar nada que lleve los frutos del Espíritu de Dios. Pero deberíamos ser enseñables, mansos y humildes de corazón. Algunos se oponen a todo lo que no esté de acuerdo con sus propias ideas, y al hacerlo ponen en peligro sus intereses eternos tan ciertamente como lo hizo la nación judía al rechazar a Cristo.OP 35.3

    El Señor desea que nuestras opiniones sean sometidas a prueba, para que veamos la necesidad de examinar de cerca los oráculos vivientes para ver si estamos en la fe o no. Muchos que pretenden creer la verdad se han sentido satisfechos diciendo: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad”. Apocalipsis 3:17.—The Review and Herald, 20 de diciembre de 1892.OP 36.1

    Cómo investigar las Escrituras—¿Cómo investigaremos las Escrituras? ¿Hemos de clavar las estacas doctrinales una por una y luego procurar que la Escritura se ajuste a nuestras opiniones establecidas? ¿O tomaremos nuestras ideas y conceptos de la Escritura y mediremos nuestras teorías desde todo ángulo por la palabra de verdad? Muchos que leen y enseñan la Biblia no comprenden la preciosa verdad que están estudiando o enseñando.OP 36.2

    Los hombres creen errores, cuando la verdad está claramente señalada. Si sólo trajeran sus doctrinas hasta la Palabra de Dios en vez de leer la Biblia a la luz de sus doctrinas para demostrar que sus ideas son correctas, no andarían en tinieblas y ceguedad ni acariciarían el error. Muchos dan a la Palabra de Dios un significado que se adecua a sus propias opiniones, y se desvían a sí mismos y engañan a otros por sus falsas interpretaciones de la Palabra de Dios.OP 36.3

    Al ponernos a estudiar la Palabra de Dios deberíamos hacerlo con corazón humilde. Todo egoísmo, todo amor a la originalidad debería ponerse a un lado. Las opiniones sostenidas durante mucho tiempo no han de ser consideradas infalibles. La falta de disposición para abandonar las tradiciones por largo tiempo establecidas fueron la ruina de los judíos. Estaban decididos a no ver ninguna falla en sus propias opiniones o en sus exposiciones de las Escrituras. Pero, por más tiempo que los hombres hayan sostenido ciertos puntos de vista, si éstos no están claramente sustentados por la palabra escrita, deberían ser descartados. Los que sinceramente desean la verdad no vacilarán en abrir sus posiciones para la investigación y la crítica, y no se sentirán turbados si sus opiniones e ideas fueren contradichas. Este era el espíritu que compartíamos hace cuarenta años...OP 36.4

    Tenemos muchas lecciones que aprender, y muchas, muchas, que desaprender. Sólo Dios es infalible. Los que piensan que nunca tendrán que abandonar una posición favorita, ni tener ocasión de cambiar una opinión se verán chasqueados. Mientras nos aferremos a nuestras propias ideas y opiniones con decidida persistencia, no podremos tener la unidad por la cual oró Cristo.OP 37.1

    Si los que son autosuficientes pudieran ver cómo los considera el universo de Dios, si pudieran verse como Dios los ve, notarían tal debilidad, tanta falta de sabiduría, que clamarían al Señor para que sea su justicia y desearían esconderse de su vista. El apóstol dice: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. 1 Corintios 6:20. Cuando nuestros planes y maquinaciones sean destruidos, cuando los hombres que han dependido de nuestro juicio lleguen a la conclusión de que el Señor los guiará a actuar y a juzgar por sí mismos, no deberíamos sentirnos inclinados a censurar, y ejerciendo autoridad arbitraria obligarlos a aceptar nuestras ideas. Los que están en posiciones de autoridad deberían cultivar constantemente la disciplina propia...OP 37.2

    Guardianes de la doctrina—La reprensión del Señor alcanzará a los que pretenden erigirse en guardianes de la doctrina, impidiendo que una mayor luz alcance al pueblo. Ha de hacerse una gran obra, y Dios ve que nuestros líderes tienen necesidad de una gran luz para que puedan unirse en armonía con los mensajeros que él enviará a realizar la tarea que les ha asignado. El Señor levantó mensajeros y los dotó con su Espíritu, y ha dicho: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Isaías 58:1.OP 38.1

    Nadie corra el riesgo de interponerse entre el pueblo y el mensaje del cielo. El mensaje de Dios llegará al pueblo; y si no hubiera voz entre los hombres para darlo, las mismas piedras clamarían. Invito a cada ministro a buscar al Señor, a poner a un lado el orgullo, a abandonar la lucha por la supremacía y a humillar su corazón delante de Dios. La frialdad de corazón y la incredulidad de los que deberían tener fe mantienen a las iglesias en la debilidad.—The Review and Herald, 26 de julio de 1892.OP 38.2

    Una señal de crecimiento—A medida que los hijos de Dios crezcan en la gracia, obtendrán cada vez más clara comprensión de su Palabra, y discernirán nueva luz y belleza en sus verdades sagradas. Esto ha venido sucediendo en la historia de la iglesia a lo largo de todas las edades, y así seguirá siendo hasta el fin. Pero al declinar la verdadera vida espiritual, siempre hubo tendencia a dejar de progresar en el conocimiento de la verdad. Los hombres que se quedan satisfechos con la luz ya recibida de la Palabra de Dios, y desaprueban cualquier investigación más profunda de las Escrituras, se vuelven conservadores y tratan de evitar la discusión.OP 38.3

    Que no haya controversia ni agitación entre el pueblo de Dios no debe ser considerado como prueba concluyente de que se está reteniendo la sana doctrina. Hay razones para temer que no se esté discerniendo claramente entre la verdad y el error. Cuando no se levanten nuevas preguntas por la investigación de las Escrituras, cuando no se presente ninguna diferencia de opinión que haga que los hombres se pongan a escudriñar la Biblia por sí mismos para asegurarse de que poseen la verdad, serán muchos los que, como en los tiempos antiguos, se aferrarán a la tradición y adorarán lo que no conocen.OP 39.1

    Me ha sido mostrado que muchos de quienes profesan tener un conocimiento de la verdad presente no saben lo que creen. No comprenden las pruebas de su fe. No tienen justo aprecio de la obra para este tiempo. Cuando llegue el tiempo de prueba, habrá hombres (que están ahora predicando a otros) que encontrarán, al examinar sus doctrinas, muchos puntos en los cuales no podrán dar razón satisfactoria. Hasta ser probados de esa manera no conocerán su gran ignorancia.OP 39.2

    Son muchos los que en la iglesia dan por sentado que entienden lo que creen, pero, antes que se presente la controversia, no conocen su propia debilidad. Cuando estén separados de sus correligionarios y se vean obligados a permanecer solos para explicar su creencia, se sorprenderán al ver cuán confusas son sus ideas acerca de lo que aceptaron como verdad. Lo cierto es que ha habido entre nosotros un alejamiento del Dios viviente, un retorno a los hombres, para poner la sabiduría humana en lugar de la divina.OP 39.3

    Dios despertará a sus hijos. Si fracasan los otros medios, surgirán herejías entre ellos, las cuales los zarandearán y separarán el tamo del trigo. El Señor invita a todos los que creen en su Palabra a que despierten de su sueño. Ha llegado una luz preciosa, apropiada para este tiempo. Es la verdad bíblica, que demuestra los peligros que se avecinan. Esta luz debe inducirnos a estudiar diligentemente las Escrituras, y a hacer un examen muy crítico de nuestras opiniones.OP 40.1

    Dios quiere que escudriñemos cabalmente, con perseverancia, oración y ayuno, todas los sentidos y argumentos de la verdad. Los creyentes no se han de basar en suposiciones e ideas mal definidas acerca de lo que constituye la verdad. Su fe debe asentarse firmemente en la Palabra de Dios, de modo que cuando llegue el tiempo de prueba y sean llevados ante concilios para responder por su fe, puedan dar razón de la esperanza que hay en ellos con mansedumbre y temor.OP 40.2

    ¡Agitad, agitad, agitad! Los temas que presentamos al mundo deben ser para nosotros una realidad viviente. Es importante que al defender las doctrinas que consideramos como artículos de fe fundamentales, nunca nos permitamos emplear argumentos que no sean completamente plausibles. Los que no lo sean pueden servir para reducir al silencio a un oponente, pero no hacen honor a la verdad. Debemos presentar argumentos cabales que no sólo acallen a nuestros oponentes, sino que también puedan soportar el examen más detenido y escrutador...OP 40.3

    Investigación continua por mayor luz—Cualquiera sea el alcance intelectual del hombre, no crea ni por un instante que no necesita escudriñar cabalmente de continuo las Escrituras para obtener mayor luz. Como pueblo somos llamados individualmente a ser estudiantes de la profecía. Debemos velar con fervor para discernir cualquier rayo de luz que Dios nos presente. Debemos notar los primeros resplandores de la verdad y, estudiando con oración, podremos obtener una luz más clara, que podrá presentarse a otros.OP 41.1

    Podemos estar seguros de que Dios no favorece a sus hijos cuando ellos se hallan gozando de comodidades y están satisfechos con el conocimiento de la luz que poseen. Es voluntad suya que sigan avanzando para recibir la abundante y siempre creciente luz que resplandece para ellos.OP 41.2

    La actitud actual de la iglesia no agrada a Dios. Se ha apoderado de ella una confianza propia que ha inducido a sus miembros a no sentir necesidad alguna de más verdad y mayor luz. Estamos viviendo en un tiempo cuando Satanás trabaja a diestra y siniestra, delante y detrás de nosotros; sin embargo, como pueblo, estamos durmiendo. Dios quiere que se oiga una voz que despierte a su pueblo y lo incite a obrar.—Obreros Evangélicos, 312-314 (1915).OP 41.3

    Es esencial el espíritu correcto—Hermanos, debemos cavar hondo en la mina de la verdad. Ustedes pueden hacerse preguntas a ustedes mismos y unos con otros, sólo si lo hacen con el espíritu correcto. Pero demasiado a menudo el yo es grande, y tan pronto como comienza la investigación se manifiesta un espíritu no cristiano. Esto es precisamente lo que Satanás desea, pero deberíamos venir con corazón humilde para conocer por nosotros mismos qué es la verdad.OP 41.4

    Llegará el tiempo cuando seremos separados y esparcidos, y cada uno de nosotros tendrá que vivir sin el privilegio de la comunión con los que tienen la misma fe preciosa. ¿Cómo podrán estar firmes a menos que Dios esté de su lado y ustedes sepan que él los está guiando? Cada vez que investigamos la verdad bíblica, el Maestro se reúne con nosotros. El Señor no deja el barco ni por un momento para que lo guíen pilotos ignorantes. Podemos recibir nuestras órdenes del Capitán de nuestra salvación.—The Review and Herald, 25 de marzo de 1890.OP 42.1

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