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DEDICACIÓN DEL COLEGIO DE BATTLE CREEK MV 164

Jaime y Elena White observaron con interés cómo las paredes para un edificio de un colegio denominacional se elevaron a una altura de tres pisos en el verano y el otoño de 1874. La dedicación iba a ser el lunes 4 de enero de 1875. MV 164.1

Entre la finalización de las clases del período de otoño y la dedicación de los nuevos edificios, habría un período de tres semanas. Esto les proveería una oportunidad única a los ministros de la denominación para reunirse a fin de tener un período de entrenamiento, razonaba Jaime White. Con bastante anticipación, el 29 de septiembre de 1874, propuso dicha actividad a través de las páginas de la Review. La encabezó “Instituto Bíblico”. La respuesta fue entusiasta. El instituto bíblico se inició el martes 15 de diciembre por la noche, de acuerdo con el plan, con una asistencia de 150 personas y con la promesa de alcanzar “abundante éxito”. MV 164.2

Jaime y Elena White habían demorado su regreso a California para pasar allí los meses de invierno hasta después del instituto bíblico y la dedicación del Colegio de Battle Creek. El instituto terminaría el domingo de noche, 3 de enero, la noche antes de la dedicación del colegio. Pero al acercarse la fecha había una nube que pendía sobre sus planes acariciados. Elena de White estaba muy enferma de gripe. W. C. White cuenta la historia: MV 164.3

Después de tres o cuatro días en los que la enfermedad seguía su curso usual, esperábamos que ella se recobrase, pero no mejoró. Más bien fue empeorando, y los médicos del sanatorio temían que ella corriese el peligro de contraer neumonía. Insistieron en que ella debía ser llevada sin demora al sanatorio para recibir tratamiento... Papá estaba afligido ante el pensamiento de que ella no fuese capaz de dar su testimonio ante los miembros del instituto bíblico, la Iglesia de Battle Creek, y los muchos hermanos visitantes que se habían reunido para presenciar la dedicación del colegio... MV 164.4

Nunca olvidaré la solemnidad de la ocasión. Mamá había sido llevada desde su cuarto de enferma a la sala de recepción. Estaba sentada en un sillón grande, abrigada y envuelta en frazadas. Uriah Smith y J. H. Waggoner habían venido desde la oficina de la Review con papá, para unirse a él en oración, y también se permitió que cuatro miembros de nuestra familia estuvieran presentes. MV 164.5

Oró el pastor Waggoner. Le siguió en oración el pastor Smith, y luego oró papá. Parecía que el cielo estaba muy cerca de nosotros. Luego mamá intentó orar, y con una voz ronca y forzada, dijo dos o tres frases de petición. MV 164.6

Repentinamente su voz resonó clara y musical, y oímos la exclamación sonora: “¡Gloria a Dios! ” Levantamos la vista y vimos que estaba en visión. Sus manos estaban cruzadas sobre el pecho. Sus ojos se dirigían resueltamente hacia arriba, y sus labios estaban cerrados. No había respiración, aunque su corazón continuaba latiendo. MV 165.1

Al mirar ella fijamente hacia arriba, apareció en su rostro una expresión de ansiedad. Arrojó a un lado sus frazadas y, dando un paso hacia delante, caminó de un lado a otro en la habitación. Retorciendo las manos, dijo entre gemidos: “¡Oscuro! ¡Oscuro! ¡Todo oscuro! ¡Tan oscuro!” Luego, después de unos momentos de silencio, exclamó con énfasis mientras su rostro se iluminaba: “¡Una luz! ¡Una pequeña luz! ¡Más luz! ¡Mucha luz!” (RH, 10 de febrero, 1938). MV 165.2

En su narración W. C. White explicó respecto a estas exclamaciones: MV 165.3

Más adelante entendimos esto, cuando ella nos dijo que se le presentó el mundo como envuelto en la bruma y la neblina del error, la superstición, la tradición falsa y la mundanalidad. Luego, mientras miraba afligida y fijamente esta escena, vio pequeñas luces oscilantes en medio de la oscuridad. Estas luces aumentaron en intensidad. Ardían con mayor brillo y se las colocó cada vez más alto. Cada una encendía otras luces, las que también ardían brillantemente, hasta que todo el mundo fue iluminado. MV 165.4

Tras sus observaciones exclamativas respecto a las luces, se sentó en su silla. Después de unos pocos minutos, tuvo tres inspiraciones largas y profundas, y luego reanudó su respiración natural. Sus ojos descansaron sobre el grupo que se había reunido para orar. Papá, sabiendo que a ella todo le parecía extraño después de una visión, se arrodilló a su lado y le habló al oído, diciendo: “Elena, has estado en visión”. MV 165.5

“Sí”, dijo ella, y su voz sonaba muy distante, como si le estuviera hablando a alguien que se hallaba en otra habitación. MV 165.6

“¿Se te mostraron muchas cosas?”, preguntó papá. MV 165.7

“Sí”, replicó. MV 165.8

“¿Quisieras hablamos de ellas ahora?”, preguntó. MV 165.9

“No ahora”, fue su respuesta. De modo que se despidió al grupo y ella regresó a su habitación (Ibíd.). MV 165.10

W. C. White continuó su relato de la visión: MV 165.11

Papá entonces se apresuró a ir a la oficina de la Review para encontrarse con los hermanos que estaban viniendo del Este y del Oeste para asistir a la dedicación. Alrededor de la puesta del sol vino de la oficina, caminando a través de la nieve, porque había estado nevando muy copiosamente durante la tarde. Al entrar en la casa, arrojó su sobretodo en la cocina y se apresuró a ir al cuarto de mamá. Allí, después de unas pocas palabras acerca de la experiencia de esa tarde, dijo: “Elena, esta noche hay una importante reunión en la iglesia. ¿Deseas asistir?” MV 165.12

“Ciertamente”, contestó ella. De modo que se vistió para la reunión, y con papá caminaron hacia la iglesia en medio de la nieve (Ibíd ). MV 166.1

En las pocas noches siguientes ella repitió los muchos temas que se le revelaron en la visión. Apeló a sus oyentes para que tuvieran una perspectiva más amplia de la obra. MV 166.2

Dijo ella: MV 166.3

No está distante el tiempo cuando debiéramos enviar ministros a muchos países extranjeros; Dios bendecirá sus labores y en muchos lugares se publicará la verdad presente. MV 166.4

Dijo que en la visión había visto prensas en marcha en muchos países extranjeros, imprimiendo periódicos, folletos y libros que contenían las verdades referentes a la santidad del sábado y la pronta venida de Jesús. MV 166.5

En ese momento Papá la interrumpió y dijo: “Elena, ¿puedes decimos los nombres de esos países?” Ella vaciló un momento y luego dijo: “No, no sé los nombres. El cuadro de los lugares y de las imprentas es muy claro, y si yo alguna vez los viese, los reconocería. Pero no oí los nombres de los lugares. Oh, sí, recuerdo uno; el ángel dijo, Australia’ ” (Id., 17 de febrero, 1938 [ver también GCB 1909, pp. 92-93]). MV 166.6

Una década más tarde, mientras visitaba Europa, ella reconoció las prensas en la casa publicadora de Suiza según se le había mostrado en esta visión de 1875; lo mismo puede decirse de las prensas que vio en Australia todavía más tarde. MV 166.7

Esta fue la última visión dada a Elena de White acompañada de fenómenos físicos respecto a los cuales tenemos información detallada e informes publicados que lo atestiguan. MV 166.8

Es significativo que esta visión, con su perspectiva de largo alcance de la obra mundial del Movimiento Adventista, fue dada en conexión con la dedicación del Colegio de Battle Creek, el lunes 4 de enero de 1875. El Colegio de Battle Creek iba a ser diferente de los colegios seculares. Su propósito era preparar obreros para predicar el Evangelio y el pronto regreso de Cristo. La enseñanza debía ser Cristocéntrica. Los maestros debían ser hombres y mujeres consagrados. Se tenía el propósito de que sirviera como un modelo al establecer todo el sistema de educación adventista. MV 166.9