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¿ERA ÉSTE EL REFUGIO PROMETIDO? MV 390

A la mañana siguiente, viernes 28 de septiembre, ella fue a ver la “casa debajo del cerro” (Carta 132, 1900). Para su sorpresa, no era el lugar de William Pratt que ella había imaginado (una casa en la que ella y Jaime White habían parado), sino una casa victoriana grande construida por su hermano Robert. Ella la había admirado a menudo al viajar por allí. MV 390.1

Robert Pratt, un ejecutivo de los ferrocarriles, era miembro de una familia de tres que se había trasladado a California en busca de oro. William había comprado todo el pequeño valle y la ladera de la montaña donde ahora se acunaba el sanatorio. Más tarde Robert compró una franja de unas 30 hectáreas (74 acres), que se extendía a través de una rica tierra de labrantía hasta la ladera del cerro. MV 390.2

William Pratt, con su esposa y su familia, habían respondido a la predicación de J. N. Loughborough e l. D. Van Horn en St. Helena en 1873 y habían llegado a ser miembros fundadores de la iglesia de St. Helena. Tres años más tarde él donó tierra en la ladera de la montaña cerca de Crystal Spring para una institución médica, el Rural Health Retreat (el Retiro de Salud Rural). El manantial, que rendía una abundante provisión de agua pura, lo compartía con su hermano Robert y estaba justo encima y al este de la institución. El regalo de tierra de William Pratt incluía también su media porción del manantial. En el tiempo cuando se abrió el sanatorio, esto parecía una provisión adecuada de agua. MV 390.3

Robert, que no era adventista, poseía la tierra al sur y retenía la otra mitad del interés en el manantial. Él y su esposa, al enfrentar la edad avanzada y con sus hijos crecidos y ausentes, aceptaron la invitación de su hija menor de vivir con ella en el Área de la Bahía (Carta 146, 1900). De modo que la propiedad de Robert Pratt estaba para la venta. MV 390.4

Siendo un hombre previsor, el pastor J. A. Burden, gerente del Sanatorio de St. Helena, comprendió que la creciente necesidad de agua pronto pondría en apuros a la institución, de modo que personalmente había efectuado un contrato para comprar la propiedad de Pratt y hecho el pago inicial de $1.000. Aunque la institución no estaba en condiciones financieras como para comprar la propiedad de Pratt, Burden era un hombre de profunda fe y de cierta audacia y esperaba deshacerse de la casa y de la granja, reteniendo lo que era necesario para la institución y su crecimiento. MV 390.5

La propiedad representó una inversión de parte de Robert Pratt de $12.000. Fue vendida ai pastor Burden por $8.000, y al obtenerla había hecho arreglos para pagos fáciles y a largo plazo. MV 390.6

Encantada con lo que encontró, Elena de White contuvo su entusiasmo con dificultad. Ella escribió: MV 391.1

Esta es una ubicación sumamente hermosa. Los alrededores son encantadores. En el lugar crecen árboles ornamentales de varias partes del mundo, flores, mayormente rosas de una gran variedad, un huerto que contiene mil ciruelos que están dando fruto, otro huerto más cerca de la casa, y todavía otro huerto de árboles con hoja perenne (Carta 158,1900). MV 391.2

La casa estaba situada en una loma en el centro de 14 hectáreas (35 acres) de tierra plana o casi plana. El huerto de la familia de aproximadamente 1,5 hectáreas (3 acres) se extendía hacia el norte, con árboles que dan duraznos, manzanas, melocotones, higos, cerezas, damascos y peras. Detrás de esto estaba un cuarto de hectárea (medio acre) de olivos. En el lado sur de la casa estaba un viñedo de más de 2 hectáreas (5 acres) de uvas de mesa y de vino, mayormente de estas últimas. La tierra que daba al oeste se dividía entre huertos de ciruelos —los White pronto descubrieron que tenían 2.000 árboles en excelente condición de producción—, un jardín y un henar. La casa misma era un edificio de dos pisos hecho de madera, bien construido y con siete habitaciones, completamente amueblado, incluyendo alfombras, cortinas, artículos de lencería y platos. Elena de White continuó su descripción. MV 391.3

Bien, volviendo a mi historia, el Señor hizo planes para mí, y encontré que podía comprar esta propiedad por menos de lo que recibí por mi casa en Cooranbong y todas sus pertenencias. Esto incluía dos caballos, uno más bien viejo, cuatro carruajes y un carretón de plataforma, mucho mejor que el que regalé, y una casa totalmente amueblada. Era como salir de mi casa en Cooranbong y entrar aquí en una hermosa y espaciosa. Me ha sorprendido que nosotros seamos así favorecidos (Carta 132, 1900). MV 391.4

Detrás de la casa, hacia el este estaba “la cabaña del agricultor”, la que con un poco de adaptación podía convertirse en un edificio de la oficina. Más allá de esto se hallaba un granero y un establo con cuatro caballerizas y espacio para guardar cuatro carruajes. El henil podía guardar de 20 a 30 toneladas de heno. El establo para las vacas tenía espacio para 22 vacas; a la única vaca que ahora lo ocupaba debe haberle parecido un lugar un poco solitario. Unas pocas gallinas completaban la población de la granja. Elena de White estaba encantada con los carruajes y los carretones que estaban incluidos con el lugar: dos carretones para el trabajo de campo; un carretón rápido de dos asientos; un carruaje ligero, cubierto, con dos asientos; dos faetones; un viejo carro de dos ruedas, y una carretilla de mano. Además, había arados, rastras y otras herramientas agrícolas (15 WCW, p. 903). MV 391.5

Ese viernes, con su descubrimiento, pareció demasiado corto. Había una reunión en el sanatorio el viernes de noche, y Elena de White habló a la familia de la institución y a las visitas. El domingo de mañana no pudo resistir la tentación de escabullirse de las reuniones del concilio y darle otra mirada a lo que ella sentía que seguramente sería su futura casa. Se hizo estas reflexiones, como más tarde lo expresó por escrito: MV 391.6

En absoluto busqué este lugar. Me ha llegado sin pensarlo y sin que me lo propusiera. El Señor es tan bondadoso y misericordioso conmigo. Puedo confiarle mis intereses a Alguien que es demasiado sabio para errar y demasiado bueno para hacerme algún daño (Carta 132, 1900). MV 392.1