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El mensaje laodicense MDS 271

En los primeros años después de la experiencia de 1844, los adventistas sabatistas se identificaron a sí mismos como la iglesia de Filadelfia, a los otros adventistas como laodicenses, y a los no adventistas como Sardis. 24 Referencias a las iglesias mencionadas en Apocalipsis 2 y 3; ver DaMdsteegt, Foundations, p. 244. Sin embargo, por 1854 Elena de White se sintió guiada a señalar que “el residuo no estaba preparado para lo que viene sobre la tierra. Un estupor, como letargo, parecía suspendido sobre el ánimo de la mayoría de aquellos que profesan creer que tenemos el último mensaje... Permitís que vuestra atención sea distraída con demasiada facilidad de la obra de preparación y de las importantísimas verdades para estos días postreros”. 25Primeros escritos, p. 119. MDS 271.5

Ya para 1856 Jaime White, Uriah Smith y J. H. Waggoner estaban diciéndoles claramente a los grupos adventistas nuevos que el mensaje a Laodicea se aplicaba tanto a los adventistas sabatistas como a otros que eran “tibios” en su experiencia cristiana. Ellos también necesitaban un arrepentimiento cabal. Además incluyeron en sus conclusiones el punto de que el mensaje del tercer ángel era el mensaje final al “mundo rebelde” y que el mensaje laodicense era el mensaje final a una “iglesia tibia”. 26DaMdsteegt, Foundations, p. 246. MDS 272.1