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Capitulo 3— Características de los Profetas MDS 26

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mat. 7:15-16). “No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno” (I Tes. 5: 19-21). MDS 26.1

Por muchas razones cada profeta es “único-en-su-especie”. Las experiencias de la vida y su propia misión específica en un tiempo específico en la historia, modelan los productos en una configuración irrepetible de aptitudes físicas, mentales, emocionales y espirituales. De este modo, aun los profetas pueden considerar su llamado profético en un sentido diferente de como otros profetas lo harían. Kenneth H. Wood ilustró bien esto: “Hacer dos galletitas exactamente iguales es una cosa; hacer dos profetas iguales es otra totalmente distinta. Al hacer un profeta, Dios debe tomar toda la persona —cuerpo, alma, espíritu, inteligencia, personalidad, debilidades, puntos fuertes, educación, idiosincrasia—y luego tratar mediante esa persona de proclamar su mensaje y cumplir una misión especial”. 1Keñneth H. Wood, “Toward an Understanding of the Prophetic Office”.— Journal of the Adventist Theological Society, primavera, 1991, p. 21. MDS 26.2

Debido a esas diferencias individuales y al hecho de que cada profeta fue llamado a dirigirse a una audiencia particular en un tiempo específico de la historia (mucho de lo cual es difícil, si no imposible, de reconstruir), lo mejor que podría hacer el lector de la Biblia como también el de los escritos de Elena G. de White es concentrarse en el mensaje antes que en el mensajero. MDS 26.3

La autoridad de la revelación está en el mensaje, no en el mensajero. Esto no es para minimizar el valor de estudiar la vida del profeta. Cuánto más sabemos, mejor comprenderemos el mensaje del profeta. Pero la prioridad de la inquietud debiera estar en el contenido de la contribución del profeta, no en el continente en el cual es llevado el mensaje. MDS 26.4