“Un hermano que había trabajado con mucho éxito en esta región, en la proclamación de la venida del Señor, hizo arreglos para dar una conferencia en cierto lugar a cierta hora. El Señor ordenó las cosas de modo que él estuviera a veinticinco kilómetros (16 millas) de aquel lugar, cuando se hizo presente un ministro, a la cabeza de una turba, con asfalto y plumas con el propósito de aplicarlas a aquel siervo del Dios Altísimo. Este mismo ministro comenzó una larga reunión poco después, pero todo estaba tan frío y helado como los glaciares del norte: ningún alma se despertó o se convirtió. Al fin el ministro dijo que creía que él debía ‘sentarse en el asiento de los ansiosos’. GMA 140.5
“Un maestro de una clase de este pueblo dijo a su clase que siendo que nosotros habíamos estado teniendo reuniones aquí, si algún hombre entraba a su casa y decía que creía que Cristo vendría este año, lo echaría afuera”. GMA 140.6