“Este estado de cosas nos puso en una posición difícil, (1) porque estábamos ante el mismo fin de nuestro tiempo profético, en el cual esperábamos que el Señor reuniera a todo su pueblo en uno; y (2) siempre habíamos predicado una doctrina diferente; y ahora que las circunstancias habían cambiado, sería considerado como una deshonestidad si nos uníamos en el clamor de separación y división de iglesias que nos habían recibido con nuestro mensaje. Por lo tanto, vacilamos, y seguimos actuando según nuestra primera posición, hasta que la iglesia y el ministerio llevaron el asunto tan lejos que nos vimos obligados, en el temor de Dios, de tomar una posición de defensa a favor de la verdad y los hijos de Dios oprimidos. GMA 138.2