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Una ilustración CSI 509

La obra de Cristo en favor del paralítico ilustra la manera en que hemos de trabajar. Por intermedio de sus amigos, este hombre había oído hablar de Jesús, y pidió que se le llevara hacia la presencia del Gran Médico. El Salvador sabía que el paralítico había sido torturado por las sugestiones de los sacerdotes, de que a causa de sus pecados, Dios lo había desechado. Por lo tanto, su primera obra consistió en dar paz a su espíritu. “Hijo—dijo—, tus pecados te son perdonados”. Esta seguridad llenó su corazón de paz y gozo. Pero algunos de los que estaban presentes empezaron a murmurar diciendo en su corazón: “¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” Entonces, para que supiesen que el Hijo del Hombre tenía poder para perdonar los pecados, Cristo dijo al enfermo: “Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa”. Marcos 2:5-11. Así demostró el Salvador que unía la obra de predicar a la de sanar.—Joyas de los Testimonios 2:491. CSI 509.1