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La ofrenda aceptable de María CMC 182

Es el servicio prestado de todo corazón el que da valor al don. Cuando la Majestad del cielo se convirtió en una criatura y fue confiada a María, ésta no tenía mucho que ofrecer por ese precioso don. Llevó al altar solamente dos tórtolas, que eran la ofrenda designada para los pobres; pero fue un sacrificio aceptable para el Señor. Ella no pudo presentar tesoros preciosos como los que los sabios del Oriente ofrecieron al Hijo de Dios en Belén; sin embargo la madre de Jesús no fue rechazada debido a la pequeñez de su don. Fue la disposición de su corazón lo que el Señor contempló, y su amor tornó suave la ofrenda. Así también Dios aceptará nuestro don, aunque éste sea pequeño, si es lo mejor que tenemos y si se lo ofrecemos con amor.—The Review and Herald, 9 de diciembre de 1890. CMC 182.2