La obediencia voluntaria y el amor puro deben caracterizar cada ofrenda que se lleva al altar.—Testimonies for the Church 5:269, 270.
Las ofrendas pequeñas dadas con alegría reciben una gran bendición.—Testimonies for the Church 7:295.
No hay ninguna virtud en dar más a regañadientes.—Testimonies for the Church 5:285.
A nadie se obliga a sacrificarse; las ofrendas deben ser voluntarias.—Primeros Escritos, 49, 51.
Los que dan deben considerar que es un privilegio hacerlo.—Joyas de los Testimonios 1:59.
Antiguamente, las ofrendas debían ser perfectas y abundantes.—Testimonies for the Church 1:221.
El egoísmo es la razón por la cual no se dan ofrendas voluntarias.—Testimonies for the Church 1:225.
La responsabilidad de dar donaciones grandes o pequeñas es individual.—Testimonies for the Church 1:237, 238.
Hay que llevar a los congresos ofrendas voluntarias y de gratitud.—Testimonies for the Church 2:573, 576.
Las ofrendas voluntarias no enriquecen a Dios sino al que las da.—Testimonies for the Church 2:653.
Cuando el corazón está lleno de amor agradecido hacia Dios no necesita exhortaciones conmovedoras.—Joyas de los Testimonios 1:376; Testimonies for the Church 3:413.