La religión que Ud. profesa le impone el deber de emplear su tiempo tanto durante los seis días de trabajo, como asistir a la iglesia el sábado. Ud. no es diligente en los negocios. Ud. deja pasar las horas, los días y aun las semanas sin hacer nada. El mejor sermón que Ud. podría predicar al mundo sería mostrar una decidida reforma en su vida, y proveer para su familia. Dice el apóstol: “Si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel”. 1 Timoteo 5:8. CMC 267.1
Ud. ocasiona oprobio a la causa domiciliándose en un lugar donde permanece en la indolencia por un tiempo, y luego se ve obligado a endeudarse a fin de proveer para su familia. Ud. no es siempre escrupuloso en pagar esas deudas, sino que en vez de hacerlo se traslada a otro lugar. Esto es defraudar a su prójimo. El mundo tiene derecho a esperar estricta integridad de aquellos que profesan ser cristianos de acuerdo con la Biblia. Por la indiferencia de un hombre en cuanto a pagar sus justas deudas, todos nuestros hermanos están en peligro de ser considerados como deshonestos. CMC 267.2
“Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros”. Lucas 6:31. Esto se refiere a los que trabajan con sus manos tanto como a aquellos que tienen dones que conceder. Dios le ha dado fuerza y habilidad, pero Ud. no las ha usado. Su fuerza es suficiente para proveer abundantemente a las necesidades de su familia. Levántese por la mañana, aun mientras las estrellas brillan, si es necesario. Propóngase hacer algo, y luego hágalo. Redima toda promesa, a menos que la enfermedad le postre. Mejor es negarse el alimento y el sueño que ser culpable de defraudar a otros de lo que se les debe con justicia.—Joyas de los Testimonios 2:46, 47. CMC 267.3