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Capítulo 57—Palabras para la juventud CMC 306

Mucho podría decirse a los jóvenes acerca de su privilegio de ayudar a la causa de Dios aprendiendo lecciones de economía y abnegación. Muchos piensan que deben complacerse en todo lo que les plazca, y a fin de hacerlo, se acostumbran a vivir gastando todo lo que reciben. Dios desea que hagamos mejor en este sentido. Pecamos contra nosotros mismos cuando nos satisfacemos nada más que con lo suficiente para comer, beber y vestir. Dios tiene algo más elevado que esto para nosotros. Cuando estamos dispuestos a dejar de lado nuestros deseos egoístas y a dedicar las facultades del corazón y la mente a la obra de la causa de Dios, los instrumentos celestiales colaborarán con nosotros y nos convertirán en una bendición para la humanidad. CMC 306.1

Aunque pueda ser pobre, el joven que es industrioso y económico debe ahorrar un poquito para la causa de Dios. Cuando yo tenía sólo doce años de edad, ya sabía lo que significaba economizar. Con mi hermana aprendimos un oficio, y aunque ganábamos solamente veinticinco centavos por día, de esa suma podíamos ahorrar un poquito para dar a las misiones. Ahorramos poco a poco hasta que tuvimos treinta dólares. Luego, cuando recibimos el mensaje de la pronta venida del Señor, juntamente con un llamamiento de hombres y recursos, sentimos que era nuestro privilegio entregar esos treinta dólares a nuestro padre y pedirle que los invirtiera en revistas y folletos para enviarlos a los que estaban en tinieblas. CMC 306.2

Es el deber de todos los que participan en la obra de Dios aprender la economía en el empleo del tiempo y del dinero. Los que se complacen en el ocio revelan que atribuyen poca importancia a las verdades gloriosas que nos han sido encomendadas. Estos necesitan aprender hábitos de laboriosidad y aprender a trabajar teniendo en cuenta la gloria de Dios. CMC 306.3