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Han de velar por las almas 2JT 490

Perdemos las oportunidades más preciosas al descuidar de hablar una palabra en sazón. Con demasiada frecuencia, queda sin usar un talento precioso que debiera multiplicarse mil veces. Si no velamos para ver el áureo privilegio, pasará. En tal caso el médico dejó que algo le impidiera hacer la obra que le era señalada como ministro de la justicia. 2JT 490.1

No hay demasiados médicos piadosos para servir en su profesión. Hay mucha obra que hacer, y los ministros y médicos han de trabajar en perfecta unión. Lucas, el escritor del evangelio que lleva su nombre, es llamado el médico amado, y los que hacen una obra similar a la suya están viviendo el Evangelio. 2JT 490.2

Incontables son las oportunidades del médico para amonestar al impenitente, alentar al desconsolado y desesperado, y aconsejar para salud de la mente y del cuerpo. Mientras instruye así a la gente en los principios de la verdadera temperancia y como guardián de las almas da consejos a los que están mental y físicamente enfermos, el médico desempeña su parte en la gran obra de preparar a un pueblo para el Señor. Esto es lo que la obra médico misionera ha de realizar en relación con el mensaje del tercer ángel. 2JT 490.3

Los ministros y médicos han de obrar armoniosamente y con fervor para salvar a las almas que se están enredando en las trampas de Satanás. Han de dirigir a hombres y mujeres a Jesús, su Justicia, su Fortaleza, y la Salud de su rostro. Continuamente han de velar por las almas. Hay quienes están luchando con fuertes tentaciones, en peligro de ser vencidos en la lucha con los agentes satánicos. ¿Los pasaréis por alto sin ofrecerles ayuda? Si veis un alma que necesita ayuda, entablad conversación con ella aun cuando no la conozcáis. Orad con ella. Conducidla a Jesús. 2JT 490.4

Esta obra incumbe tan ciertamente al médico como al predicador. Por esfuerzos públicos y privados, el médico debe tratar de ganar almas para Cristo. 2JT 491.1

En todas nuestras empresas y en todas nuestras instituciones, Dios ha de ser reconocido como el Artífice maestro. Los médicos han de ser representantes suyos. La fraternidad médica ha hecho muchas reformas, y ha de seguir progresando. Los que tienen en su mano la vida de los seres humanos deben ser educados, refinados, santificados. Entonces el Señor obrará por su medio para glorificar su nombre. 2JT 491.2

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La obra de Cristo en favor del paralítico ilustra la manera en que hemos de trabajar. Por intermedio de sus amigos, este hombre había oído hablar de Jesús, y pidió que se le llevase a la presencia del gran Médico. El Salvador sabía que el paralítico había sido torturado por las sugestiones de los sacerdotes, de que a causa de sus pecados, Dios le había desechado. Por lo tanto, su primera obra consistió en dar paz a su espíritu. “Hijo—dijo,—tus pecados te son perdonados.” Esta seguridad llenó su corazón de paz y gozo. Pero algunos de los que estaban presentes empezaron a murmurar diciendo en su corazón: “¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” Entonces, para que supiesen que el Hijo del hombre tenía poder para perdonar los pecados, Cristo dijo al enfermo: “Levántate, y toma tu lecho, y vete a tu casa.” Marcos 2:5-11. Así demostró el Salvador que unía la obra de predicar a la de sanar. 2JT 491.3