Ha quedado demostrado en el campo misionero que, cualquiera sea el talento de la predicación, si se descuida el factor trabajo, si a la gente no se le enseña cómo trabajar, cómo dirigir reuniones, cómo desempeñar su parte en la labor misionera, cómo alcanzar con éxito a sus semejantes, la obra será casi un fracaso. Hay mucho que debe ser hecho también en la obra de la escuela sabática, para llevar a los hermanos a la comprensión de su obligación y a fin de que realicen su parte. Dios les pide que trabajen para él, y los ministros deben guiar sus esfuerzos.—Testimonies for the Church 5:256. COES 91.2