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Una señal de honor COES 147

Dios, en sus planes sabios, hizo depender el progreso de su causa de los esfuerzos personales de su pueblo y de sus ofrendas voluntarias. Aceptando la cooperación del hombre en el gran plan de redención, le confirió señalada honra. El ministro no puede predicar a menos que se lo envíe. La obra de dispensar luz no incumbe sólo a los ministros. Cada persona, al llegar a ser miembro de la iglesia, se compromete a ser representante de Cristo viviendo la verdad que profesa. Los que siguen a Cristo deben llevar adelante la obra que él les dejó cuando ascendió al cielo.—Testimonios Selectos 3:333. COES 147.2