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Una obra sagrada CE 30

La obra del colportaje debe ser considerada muy sagrada, y los que tengan manos impuras y corazones corrompidos no deberían ser animados a entrar en ella. Los ángeles de Dios no pueden acompañar a las personas no consagradas a los hogares de la gente; por lo tanto, todos los que no están convertidos, cuyos pensamientos son corruptos, los que dejarían la mancha de sus imperfecciones sobre todas las cosas que toquen, deben abstenerse de manipular la verdad de Dios.—The Review and Herald, 20 de mayo de 1890. CE 30.4