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Para cazar y pescar hombres CE 39

Se necesitan colportores evangélicos para cazar y pescar hombres. La obra del colportaje debe ser emprendida ahora con fervor y decisión. El colportor cuyo corazón es manso y humilde puede realizar mucho bien. Saliendo de dos en dos, los colportores pueden alcanzar a una clase que no podría ser alcanzada por nuestras reuniones generales. Llevan el mensaje de la verdad de una casa a otra. Así llegan a relacionarse estrechamente con la gente, y hallan muchas oportunidades para hablar del Salvador. Canten y oren con quienes se interesen en las verdades que tienen para impartir. Hablen a las familias las palabras de Cristo. Pueden esperar éxito; pues suya es la promesa: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Los colportores que salgan con el espíritu del Maestro tienen la compañía de los seres celestiales. CE 39.3

Ruego a los que tienen responsabilidades en la causa de Dios que ninguna empresa comercial se interponga ente ellos y la obra de salvar a los hombres. No se permita que ningún negocio absorba el tiempo y los talentos de los obreros que deben estar en condiciones de preparar a un pueblo para la venida del Señor. La verdad ha de brillar como la lámpara que arde. El tiempo es corto; el enemigo hará todos los esfuerzos para magnificar en nuestra mente los asuntos de menor importancia, e inducirnos a considerar en forma liviana precisamente la obra que más necesita ser hecha.—The Review and Herald, 2 de junio de 1903. CE 40.1