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Los resultados no se miden por el éxito aparente CE 117

Hemos de ser cristianos sinceros y fervientes, que realicen con fidelidad los deberes confiados a sus manos, y que miren siempre a Jesús, el Autor y Consumador de la fe. Nuestra recompensa no depende de nuestro éxito aparente, sino del espíritu con el cual se realiza nuestro trabajo. Como colportores o evangelistas, pueden no haber tenido el éxito por el cual oraron, pero recuerden que no conocen ni pueden medir el resultado del esfuerzo fiel.—Manuscrito 20, 1905. CE 117.2