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Colaboradores en la creación, 7 de enero AFC64 15

Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza ... y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:26, 27. AFC64 15.1

Después de que fue creada la tierra y las bestias en ella, el Padre y el Hijo cumplieron su propósito, que fue trazado antes de la caída de Satanás, de hacer al hombre a su propia imagen. Habían obrado juntos en la creación de la tierra y de todo ser viviente en ella. Y ahora Dios dijo a su Hijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”.—The Story of Redemption, 20, 21. AFC64 15.2

Adán y Eva salieron de las manos de su Creador en la perfección de cada facultad física, mental y espiritual. Dios plantó para ellos un jardín y los rodeó con todo lo hermoso y atrayente para el ojo, y con lo que requerían sus necesidades físicas. AFC64 15.3

La tierra parda estaba revestida con una alfombra de viviente verdor, diversificada con una variedad interminable de flores que se propagaban a si mismas y se perpetuaban. Arbustos, flores y ondeantes enredaderas regalaban a los sentidos con su belleza y fragancia. Las muchas variedades de elevados árboles estaban cargados de frutas de toda clase y delicioso sabor. AFC64 15.4

Adán y Eva podían rastrear la habilidad y gloria de Dios en cada brizna de hierba y en cada arbusto y flor. ... Y sus cantos de afecto y alabanza se elevaron dulce y reverentemente al cielo, armonizando con los cantos de los ángeles excelsos y con las felices aves que gorjeaban su música despreocupadamente. No había enfermedad, decadencia ni muerte. ... La vida estaba en cada hoja, en cada flor y en cada árbol. AFC64 15.5

Adán podía reflexionar que era creado a la imagen de Dios, para ser como él en justicia y santidad. Su mente era apta para un cultivo continuo, expansión, refinamiento y noble elevación, pues Dios era su Maestro y los ángeles sus compañeros.—The Review and Herald, 24 de febrero de 1874. AFC64 15.6