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El comienzo de la vida eterna, 30 de junio FV 189

Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y que esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. 1 Juan 5:11, 12. FV 189.1

“Jesús declaró: ‘Yo soy la resurrección y la vida.’ En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra. ‘El que tiene al Hijo tiene la vida.’ La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna.”—El Deseado de Todas las Gentes, 475. FV 189.2

“Para el creyente, la muerte es asunto trivial. Cristo habla de ella como si fuera de poca importancia. ‘El que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre,’ ‘no gustará muerte para siempre.’ Para el cristiano, la muerte es tan sólo un sueño, un momento de silencio y tinieblas. La vida está oculta con Cristo en Dios y ‘cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.’”—Ibid. 717. FV 189.3

“‘Yo le resucitaré en el día postrero.’ Cristo se hizo carne con nosotros, a fin de que pudiésemos ser espíritu con él. En virtud de esta unión hemos de salir de la tumba, no simplemente como manifestación del poder de Cristo, sino que por la fe, su vida ha llegado a ser nuestra. Los que ven a Cristo en su verdadero carácter y le reciben en el corazón tienen vida eterna. Por el Espíritu es como Cristo mora en nosotros; y el Espíritu de Dios, recibido en el corazón por la fe es el principio de la vida eterna.”—Ibid. 338. FV 189.4