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Las ofrendas de gratitud, 27 de agosto FV 247

Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre. 2 Corintios 9:7. FV 247.1

“No sólo debiéramos dedicar fielmente nuestros diezmos a Dios, quien los reclama como suyos, sino que debiéramos además traer un tributo como ofrenda de gratitud. Llevemos a nuestro Creador, con corazones gozosos, los primeros frutos de todos sus generosos dones; lo más escogido de nuestras posesiones, nuestro mejor y más santo servicio.”—The Signs of the Times, 15 de noviembre 15 de 1910. FV 247.2

“El Señor requiere que se hagan donativos en tiempos determinados; así se establece que las ofrendas han de llegar a constituir un hábito y la benevolencia debe ser considerada como un deber cristiano. El corazón, abierto por un donativo, no debe tener tiempo de enfriarse egoístamente y cerrarse antes que se otorgue el próximo. La corriente ha de fluir continuamente, manteniendo así abierto el conducto por medio de actos de generosidad.”—Joyas de los Testimonios 1:449. FV 247.3

“Las contribuciones que se les exigían a los hebreos para fines religiosos y de caridad representaban por lo menos la cuarta parte de su renta o entradas. Parecería que tan ingente leva de los recursos del pueblo hubiera de empobrecerlo; pero, muy al contrario, la fiel observancia de estos reglamentos era uno de los requisitos que se les imponía para tener prosperidad.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 566. FV 247.4

“No es la cantidad lo que hace aceptable nuestra ofrenda a Dios; es el propósito del corazón, el espíritu de gratitud y amor que ésta expresa.”—Counsels on Stewardship, 73, 74. FV 247.5

“Nada es demasiado precioso para dar a Jesús. Si le devolvemos parte de los medios que él nos ha confiado, él depositará más en nuestras manos.”—The Signs of the Times, 9 de marzo de 1876. FV 247.6