Go to full page →

La verdadera confesión es indispensable, 2 de mayo FV 130

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad. 1 Juan 1:9. FV 130.1

“El apóstol dice: ‘Confesad pues vuestros pecados los unos a los otros y orad los unos por los otros, para que seáis sanados.’ Confesad vuestros pecados a Dios, quien sólo puede perdonarlos, y vuestras faltas unos a otros. Si has dado motivo de ofensa a tu amigo o vecino, debes reconocer tu falta, y es su deber perdonarte libremente. Debes entonces buscar el perdón de Dios, porque el hermano a quien has ofendido pertenece a Dios, y al perjudicarlo has pecado contra su Creador y Redentor.”—El Camino a Cristo, 27. FV 130.2

“La verdadera confesión es siempre de un carácter específico y declara pecados particulares. Pueden ser de tal naturaleza que solamente puedan presentarse delante de Dios. Pueden ser errores que deban confesarse individualmente a los que hayan sufrido daño por ellos; pueden ser de un carácter público, y en ese caso deberán confesarse públicamente. Toda confesión debe ser definida y al punto, reconociendo los mismos pecados de que seáis culpables.”—Ibid. 28. FV 130.3

“Muchísimas confesiones no debieran ser pronunciadas jamás ante oídos mortales; porque los resultados son tales que ningún juicio limitado y finito de los seres humanos puede anticipar.... No confiéis a oídos humanos aquello que sólo Dios debiera oír.”—Testimonies for the Church 5:645. FV 130.4

“La confesión que brota de lo íntimo del alma sube al Dios de piedad infinita.”—El Camino a Cristo, 28. FV 130.5