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Definición de “religión pura” y “prójimo”, 26 de agosto RJ 244

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27. RJ 244.1

¿Qué es la religión pura? Cristo nos ha dicho que la religión pura es el ejercicio de la compasión, la simpatía y el amor en el hogar, en la iglesia y en el mundo. Esta es la clase de religión que debe enseñarse a los niños, y que es genuina. Enséñenles que no han de centrar sus pensamientos en sí mismos, sino que dondequiera haya sufrimiento y necesidad humanas, hay un campo para la acción misionera... RJ 244.2

Hay muchos que preguntan, como el escriba: “¿Quién es mi prójimo?” La respuesta nos llega en las circunstancias que ocurrieron cerca de Jericó, cuando el sacerdote y el levita pasaron de largo y dejaron al pobre y lastimado extraño para que fuera atendido por el buen samaritano. Todo aquel que padece necesidad es nuestro prójimo. Todo hijo e hija de Adán que ha perdido el rumbo, que ha sido entrampado por el enemigo de las almas y sometido a la esclavitud de malos hábitos que marchitan la virilidad o la femineidad dadas por Dios, es mi prójimo... RJ 244.3

¡Quién diera que los niños pudieran ser educados desde la cuna, en su niñez y juventud, para comprender qué es la obra misionera que debe hacerse a su alrededor! Sea el hogar el lugar para la instrucción religiosa. Sean los padres los portavoces del Señor Dios de Israel para enseñarles los preceptos del verdadero cristianismo, y sean los ejemplos de lo que los principios del amor pueden hacer de los hombres y las mujeres. RJ 244.4

Hemos de pensar y cuidar de los demás que necesitan nuestro amor, ternura y cuidado. Siempre hemos de recordar que somos representantes de Cristo, y que hemos de compartir las bendiciones que nos otorga, no con los que nos las pueden devolver, sino con los que apreciarán los dones que satisfarán sus necesidades temporales y espirituales. Los que dan fiestas con el propósito de ayudar a los que tienen muy poco placer, con el propósito de iluminar sus fatigadas vidas, con el propósito de aliviar su pobreza y angustia, están actuando en forma abnegada y en armonía con las instrucciones de Cristo.—The Review and Herald, 12 de noviembre de 1895. RJ 244.5

Las buenas obras son el fruto que Dios demanda que llevemos: palabras bondadosas, actos de benevolencia y de tierna consideración por los pobres, los necesitados y los afligidos. Cuando el corazón simpatiza con los corazones cargados de desánimo y dolor, cuando la mano da a los necesitados, cuando se viste a los desnudos, y el extraño recibe la bienvenida, un asiento en la sala y un lugar en el corazón, los ángeles se acercan y en el cielo resuenan melodías como respuesta.—Testimonies for the Church 2:25. RJ 244.6