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Elijan la vestidura real tejida en el telar del cielo, 10 de septiembre RJ 259

Y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. Apocalipsis 3:4. RJ 259.1

Hágase ver a los niños que en la indumentaria, lo mismo que en el régimen alimentario, la vida sencilla es indispensable para el pensamiento elevado. Hágaseles ver cuánto hay que aprender y hacer; cuán preciosos son los días de la juventud como preparación para la obra de la vida. Ayúdeseles a descubrir los tesoros que hay en la Palabra de Dios, en el libro de la naturaleza y en las historias de las vidas nobles. RJ 259.2

Diríjanse sus mentes a los dolientes que podrían aliviar. Ayúdeseles a ver que por cada peso derrochado en lujos, el que lo gasta se priva de medios de alimentar al hambriento, vestir al desnudo y consolar al afligido. RJ 259.3

No pueden permitirse desperdiciar las gloriosas oportunidades de la vida, para atrofiar la mente, arruinar la salud y la felicidad, por obedecer mandatos que no tienen fundamento en la razón, la comodidad ni la elegancia. RJ 259.4

Al mismo tiempo debería enseñarse a los jóvenes a aprender esta lección de la naturaleza: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Eclesiastés 3:11. En el vestido, lo mismo que en todas las demás cosas, tenemos el privilegio de honrar a nuestro Creador. No sólo desea que éste sea limpio y saludable, sino apropiado y sentador. RJ 259.5

Se juzga el carácter de una persona por el estilo de su vestido. El gusto refinado y la mente cultivada se revelarán en la elección de atavíos sencillos y apropiados. La casta sencillez en el vestir, unida a la modestia de la conducta, ejercerá una decisiva influencia para rodear a una joven de una atmósfera de reserva sagrada, que a su vez será para ella un escudo contra miles de peligros. RJ 259.6

Enséñese a las niñas que el arte de vestir incluye la habilidad de confeccionar sus propios vestidos... Es un medio para lograr utilidad e independencia que no puede permitirse desperdiciar... RJ 259.7

Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real tejida en el telar del cielo, el “lino fino, limpio y resplandeciente” (Apocalipsis 19:8) que usarán todos los santos de la tierra. Se ofrece gratuitamente a todo ser humano esta vestidura, el carácter inmaculado de Cristo. Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar aquí. RJ 259.8

Enséñese a los niños que al abrir la mente a los pensamientos puros y amantes, y al hacer algo útil y amable, se visten con el hermoso atuendo del carácter de Cristo. Ese traje les dará hermosura e influirá para que sean amados aquí, y más adelante será su título de admisión al palacio del Rey. Su promesa es: “Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”.—La Educación, 248, 249. RJ 259.9