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La fuente de la habilidad del médico MM 158

El Señor tiene su vista colocada sobre todo ser humano, y tiene sus planes con relación a cada uno. Desea que sus hijos obedientes a sus mandamientos sean un pueblo distinguido, que practique los santos preceptos especificados en su Palabra. Desea que los miembros de la profesión médica excluyan de su práctica todo lo que se ha introducido en ella por causa del egoísmo, la avaricia y la injusticia. Él ha otorgado sabiduría y destreza a los médicos, y requiere que nada con sabor a robo y a injusticia sea practicado por aquellos que hacen de la ley de Jehová la regla de su vida. Él ha creado, por sus propios medios, material que restaurará al enfermo a su salud. Si los hombres utilizaran correctamente la sabiduría que Dios les ha dado, este mundo sería un lugar que se asemejaría al cielo... MM 158.1

Todos necesitamos una confianza en Dios más elevada, más pura y más santa. Todo médico debe ser fiel y honrado; no debe defraudar en ningún caso a sus pacientes. Si él realiza una operación sencilla, debe cobrar un precio módico. Lo que otros médicos practicantes cobren no debe convertirse en su criterio. Los cuerpos enfermos con los cuales trabaja son propiedad de Dios. Él ha dicho: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. MM 158.2

El precio exorbitante cobrado por los médicos en este país (Australia), cuando se les llama para atender a la humanidad doliente, es robo, fraude. Dios dio a los médicos la sabiduría y la habilidad que poseen. No es el hombre quien salva la vida; es el Gran Restaurador. Pero a veces se les cobra a los pobres por servicios que nunca recibieron... MM 158.3