¡Oh, qué trabajo hay ante los que ocupan puestos de responsabilidad en nuestras instituciones! Se tiene que realizar una gran labor. Hay responsabilidades pesadas que llevar, y esto lo harán hombres que tengan una experiencia viva en las cosas de Dios, quienes día a día lo busquen con todo el corazón. Son muy solemnes las obligaciones que descansan sobre los médicos y administradores de nuestros sanatorios. Ellos deben dar un ejemplo digno de su profesión de creer la verdad... MM 235.2
Si es posible, deseo grabar en la mente de nuestros médicos y administradores la importancia de dar una representación de Dios tan pura y justa que el mundo lo vea en su magnificencia. Quiero que estén tan llenos del Espíritu que mora en él [Cristo] que la política mundana no tenga poder para desviarles la mente de la obra de presentar a los hombres las posibilidades magníficas y maravillosas que hay ante toda alma que recibe a Cristo y cree en él.—Manuscrito 27, 1902. MM 235.3