Go to full page →

Un portavoz de Dios MM 250

Es sumamente importante saber cómo acercarse al enfermo con la confiada esperanza obtenida por la fe en Cristo Jesús y la aceptación de sus promesas. Cuando la conciencia que ha despertado clama: “Señor, sé propicio a mí, pecador; hazme tu hijo”, estad listos a decir al doliente, al que una vez era indiferente, que hay esperanza para él, que en Jesús hallará refugio. MM 250.1

El Salvador está invitando a cada uno: “Mirad a mí y vivid, venid a mí y hallad reposo”. Los que en humildad y amor presentan la esperanza del evangelio a las almas afligidas, tan necesitadas de esta esperanza, son los portavoces de Aquel que se dio a sí mismo por toda la raza humana, para convertirse en un Sanador, en un Salvador tierno, amante y compasivo. Que en nuestras instituciones médicas se planee todo medio posible para atraer a las almas a la salvación. Esta es nuestra tarea. Si la obra espiritual no se hace, no hay necesidad de llamar a nuestro pueblo para la construcción de estas instituciones. Los que no tienen un deseo ardiente de salvar almas, no deben unirse con nuestros sanatorios.—Carta 159, 1902. MM 250.2