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Un ejército de obreros MM 420

El Señor Jesús desea que los miembros de su iglesia sean un ejército de obreros, que trabajen para él según sus diversas aptitudes y al hacerlo demuestren los principios de la abnegación y el sacrificio propio. Que preserven así ese amor por Dios que los separó del mundo y que los unirá, apartándolos de las confederaciones separadas y de los partidos distantes. La obra debe ser grandiosa; un todo armonioso en Cristo Jesús. La fe que obra por amor y purifica el alma es la agencia santa elevadora y santificadora que debe suavizar y subyugar la discordante naturaleza humana. El amor de Cristo debe constreñir a los creyentes, haciéndolos unirse en una acción armoniosa en la cruz del Calvario. Al vivir los principios que los separaron del mundo, se unirán entre ellos por los sagrados lazos del amor cristiano. MM 420.2