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No había valses frívolos ni cantos impertinentes en las escuelas de los profetas Mu 36

El arte de la melodía sacra era diligentemente cultivado. No se escuchaban valses frívolos, ni cantos impertinentes que ensalzaran al hombre y apartaran la atención de Dios; sino sagrados y solemnes salmos de alabanza al Creador, que exaltaban su nombre y hacían recuento de sus obras maravillosas.—La Voz: Su Educación y Uso Correcto, 497. Mu 36.1