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La oración diaria de los padres y de los hijos Or 194

Alegrad vuestro trabajo con cantos de alabanza. Si queréis tener un registro limpio en los libros del cielo, nunca os impacientéis ni rezonguéis. Vuestra oración diaria sea: “Señor, enséñame a hacer lo mejor. Enséñame cómo trabajar más eficientemente. Dame energía y alegría”... Poned a Cristo en todo lo que hacéis. Entonces vuestra vida estará llena de alegría y agradecimiento... Hagamos lo mejor posible, avanzando gozosamente en el servicio del Señor, con nuestro corazón lleno de su felicidad.—Conducción del Niño, 136. Or 194.2

Cristo soportó sin murmurar las pruebas y privaciones de que se quejan muchos jóvenes. Y esta disciplina es la experiencia que necesitan los jóvenes, la que dará firmeza a sus caracteres y los hará como Cristo, fuertes en espíritu para resistir la tentación. Si se separan de la influencia de aquellos que los harían descarriar y corromperían su moral, no serán vencidos por los ardides de Satanás. Orando diariamente a Dios, recibirán de él sabiduría y gracia para soportar el conflicto y las severas realidades de la vida y salir victoriosos. Solo se puede conservar la fidelidad y la serenidad de la mente mediante la vigilancia y la oración. La vida de Cristo fue un ejemplo de energía perseverante que no se dejó debilitar por el vituperio, el ridículo, la privación o las dificultades. Or 194.3

Lo mismo debería ocurrir con los jóvenes. Si aumentan para ellos las pruebas, deben saber que Dios está probando su fidelidad, Y en el mismo grado en que mantienen la integridad de carácter bajo circunstancias desalentadoras, aumentarán su fuerza, estabilidad y poder para resistir, y se fortalecerán en espíritu.—Mensajes para los Jóvenes, 78. Or 195.1