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Dios aborrece las oraciones egoístas Or 314

Vi que había algunos como Judas entre los que profesan esperar a su Señor. Satanás los domina, pero no lo saben. Dios no puede aprobar el menor grado de codicia o egoísmo, y aborrece las oraciones y exhortaciones de aquellos que cultivan estos malos rasgos. Al ver Satanás que su tiempo es corto, induce a los hombres a ser cada vez más egoístas y codiciosos, y luego se regocija cuando los ve dedicados a sí mismos, mezquinos y egoístas. Si los ojos de los tales pudiesen abrirse, verían a Satanás en triunfo infernal, regocijándose acerca de ellos y riéndose de la locura de aquellos que aceptan sus sugestiones y caen en sus lazos.—Primeros Escritos, 268. Or 314.3