Cristo ha hecho toda provisión para que seamos fuertes. Nos ha dado su Espíritu Santo, cuyo oficio es recordarnos todas las promesas que Cristo ha hecho, para que tengamos paz y una dulce sensación de perdón. Si tan solo mantenemos los ojos fijos en el Salvador y confiamos en su poder, seremos llenados de una sensación de seguridad, pues la justicia de Cristo llegará a ser nuestra justicia [...]. MJ 74.1
Lo deshonramos hablando de nuestra ineficiencia. En vez de mirarnos a nosotros mismos, contemplemos constantemente a Jesús, haciéndonos de día en día más y más parecidos a él, más y más aptos para hablar acerca de él, mejor preparados para valernos de su bondad y espíritu servicial, y para recibir las bendiciones que se nos ofrecen. MJ 74.2
Al vivir así en comunión con él, nos fortalecemos en su fuerza, nos hacemos una ayuda y bendición para los que nos rodean. MJ 74.3
Si tan solo hiciéramos lo que el Señor desea que hagamos, nuestro corazón llegaría a ser como un arpa sagrada, cada una de cuyas cuerdas cantaría alabanza y gratitud al Redentor enviado por Dios para quitar el pecado del mundo [...]. MJ 74.4