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Debe evitarse el lenguaje vulgar 1MCP 165

Padres y madres, esposos y esposas, les ruego que no se dejen dominar por pensamientos bajos y lenguaje vulgar. Las palabras rudas, las bromas bajas, la falta de cortesía en la vida de hogar, dejarán una impresión sobre ustedes, y si se repiten con frecuencia suficiente, llegarán a ser una segunda naturaleza. El hogar es un lugar demasiado sagrado como para contaminarlo con vulgaridad, sensualidad y recriminaciones. Hay un Testigo que declara: “Conozco tus obras”. Permitan que el amor, la verdad, la bondad y la paciencia sean las plantas que se cultiven en el jardín del corazón.—Carta 18b, 1891. 1MCP 165.2