Hemos de usar todas nuestras facultades para Cristo. Esta es la deuda que cada uno tiene con Dios. Al establecer una relación con Cristo, el hombre renovado solamente regresa a su relación original con Dios. Él es un representante de Cristo, y siempre ha de orar y velar en oración. Sus deberes lo rodean, cercanos y remotos. Su primer deber es con sus hijos y sus familiares más cercanos. Nada puede excusarlo de descuidar el círculo interior en favor del círculo exterior mayor. 1MCP 169.4
En el día del ajuste final de cuentas, los padres y las madres tendrán que responder con respecto a sus hijos. Se preguntará a los padres qué hicieron y dijeron para asegurar la salvación de las almas sobre las que ellos mismos asumieron la responsabilidad de traerlos al mundo. ¿Descuidaron a sus corderos, dejándolos al cuidado de extraños? Padres y madres, ¿están ustedes permitiendo que sus hijos crezcan en la impureza y el pecado? Un gran bien hecho a otros no cancelará la deuda que tienen con Dios de cuidar a sus hijos. El bienestar espiritual de su familia está primero. Llévenlos consigo a la cruz del Calvario, trabajando por ellos como quienes tienen que dar cuentas.—Manuscrito 56, 1899. 1MCP 170.1