Go to full page →

Cuidado con la compasión propia 1MCP 261

Necesitamos desconfiar de la compasión propia. Jamás os permitáis sentir que no se os aprecia debidamente ni se tienen en cuenta vuestros esfuerzos, o que vuestro trabajo es demasiado difícil. Toda murmuración sea acallada por el recuerdo de lo que Cristo sufrió por nosotros. Recibimos mejor trato que el que recibió nuestro Señor. “¿Y tú buscas para ti grandezas? ¡No las busques!” Jeremías 45:5.—El Ministerio de Curación, 378 (1905). 1MCP 261.1