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El egoísmo y su fruto 1MCP 44

El egoísmo es la esencia de la depravación, y debido a que los seres humanos se han sometido a su poder, hoy se ve en el mundo lo opuesto a la obediencia a Dios. Las naciones, las familias y los individuos están deseosos de convertirse ellos mismos en la figura central. El hombre desea gobernar sobre su prójimo. Al separarse, en su engreimiento, de Dios y de sus semejantes sigue sus inclinaciones desenfrenadas. Actúa como si el bien de los demás dependiera de la sujeción de estos a su supremacía.—The Review and Herald, 25 de junio de 1908; Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 27. 1MCP 44.3