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La máquina del cuerpo debe continuar su obra 1MCP 126

Estudien el plan del Señor para Adán, que fue creado puro, santo y sano. Se le asignó una tarea. Debía usar las facultades que Dios le había dado. No podría haber estado ocioso. Su cerebro debía trabajar, no en forma mecánica, como una simple máquina. En todo tiempo la maquinaria del cuerpo continúa su obra; el corazón palpita, realizando regularmente la tarea que se le asignó como una máquina de vapor, impulsando su corriente carmesí por todas partes del cuerpo. Acción, acción, es lo que satura toda la máquina viviente. Cada órgano debe hacer su obra asignada. Si continúa la inacción física, habrá cada vez menos actividad en el cerebro.—Carta 103, 1900. 1MCP 126.1