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Ira nacida de la sensibilidad moral 2MCP 162

Es cierto que hay una indignación justificable, aun en los seguidores de Cristo. Cuando vemos que Dios es deshonrado y su servicio puesto en oprobio, cuando vemos al inocente oprimido, una justa indignación conmueve el alma. Un enojo tal, nacido de una moral sensible, no es pecado.—El Deseado de Todas las Gentes, 277 (1898). 2MCP 162.1