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Los maestros no deben ser dictadores 2MCP 330

Aquellos que son egoístas, irritables, imperiosos, groseros y ásperos, y que no tienen mucha consideración para con los sentimientos ajenos, nunca deberían ser empleados como maestros. Tendrían una influencia desastrosa sobre sus alumnos, amoldándolos según su propio carácter y perpetuando así el mal. Las personas de este genio harán un esfuerzo para quebrantar la voluntad del niño, si se muestra ingobernable; pero Cristo no ha autorizado semejante manera de tratar a los que yerran. Mediante la sabiduría celestial, la mansedumbre y humildad de corazón, los maestros pueden ser capaces de dirigir la voluntad y guiar a sus alumnos en el camino de la obediencia; pero nadie se imagine que con amenazas podrá ganar sus afectos. Tenemos que trabajar como Cristo.—Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 195, 196 (1900). 2MCP 330.3