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La mente que se somete a otra quedará dañada para siempre 2MCP 347

No se le debe permitir a nadie que controle la mente de otra persona, con la idea de que eso le proporcionará un gran beneficio. La cura mental es uno de los más grandes engaños que pueden practicarse con alguien. Se puede sentir un alivio temporal, pero la mente de la persona dominada nunca más será tan fuerte ni tan digna de confianza. Podemos ser tan débiles como la mujer que tocó el borde del manto de Jesús; pero si aprovechamos la oportunidad que Dios nos ha dado de acudir a él con fe, responderá tan rápidamente como lo hizo cuando se produjo ese toque de fe. 2MCP 347.1

No es la voluntad de Dios que un ser humano someta su mente a la de otro. Cristo resucitado, que está sentado ahora en el trono a la diestra del Padre, es el poderoso sanador. Miren a él para recibir poder curativo. Solo por medio de él pueden los pecadores acudir a Dios así como están. Jamás podrán lograrlo por medio de la mente de otro hombre. El ser humano jamás ha de interponerse entre los agentes celestiales y los que sufren.—Manuscrito 105, 1901; Medical Ministry, 115, 116. 2MCP 347.2