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Cuando se pierde el poder de Dios 2MCP 432

Los hombres y las mujeres han sido comprados por precio—y ¡qué precio!—: la vida misma del Hijo de Dios. Algo terrible es que se ubiquen en un lugar donde sus facultades físicas, mentales y morales se corrompen, donde pierden su vigor y su pureza. Tales hombres y mujeres no pueden ofrecer a Dios un sacrificio aceptable. 2MCP 432.2

Como consecuencia de la perversión de los apetitos y las pasiones, el ser humano ha perdido el poder de Dios y se ha convertido en un instrumento de injusticia. Todo el ser está enfermo -cuerpo, alma y espíritu- pero había sido provisto un remedio para la santificación de la humanidad. La mente y el cuerpo no santificados pueden recibir purificación. Se ha hecho una maravillosa provisión para que podamos recibir perdón y salvación.—Carta 139, 1898. 2MCP 432.3

Quienquiera observe sencillez en todos sus hábitos, domine el apetito y controle las pasiones, podrá conservar fuertes, activas y vigorosas sus facultades mentales. Rápidas para percibir todo lo que demande pensamiento y acción, sensibles para discriminar entre lo santo y lo profano, y listas para dedicarse a toda empresa que redunde en gloria para Dios y en beneficio para la humanidad.—Hijos e Hijas de Dios, 88 (1881). 2MCP 432.4