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Todos tienen sus propias pruebas 2MCP 81

No nos podemos permitir, de ninguna manera, ser un obstáculo para los demás. Cada cual tiene sus propias tentaciones y pruebas peculiares, y debemos estar dispuestos a ayudar y fortalecer a los tentados. Debemos animar, y de ser posible, elevar a los que son débiles en la fe. Al hablar acerca de las promesas de Dios, a veces podemos eliminar la depresión de las mentes de los que están pasando por pruebas y dificultades.—Manuscrito 41, 1908. 2MCP 81.1