En vez de afligirse con la idea de que no están creciendo en gracia, cumplan toda obligación que se les presente, lleven el peso de las almas en su corazón, y traten de salvar a los perdidos por todos los medios imaginables. Sean bondadosos, corteses y compasivos; hablen con humildad de la bendita esperanza; hablen del amor de Jesús; den a conocer su bondad, su misericordia y justicia; dejen de preocuparse y piensen si están creciendo o no. Las plantas no crecen nutridas por algún esfuerzo consciente [...]. La planta no se angustia constantemente acerca de su crecimiento. No hace más que crecer bajo la vigilancia divina.—MeM 106 (1898). 2MCP 118.2