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Hay que buscar a Dios TM 417

Cooranbong, Australia,

27 de agosto de 1896

La piedad es necesaria. Debe verse menos confianza propia y mucho más humildad. La obra de Dios ha llegado a ser considerada como una cosa común. Habría sido mucho mejor haber cambiado a los hombres que componen las juntas y las comisiones que haber retenido a esos mismos hombres durante años, hasta que llegaron a suponer que sus propuestas habían de ser adoptadas sin una sola objeción; y generalmente ninguna voz se ha elevado en dirección opuesta. Hay hombres que se sientan en consejo que no tienen el discernimiento que deberían tener. Su comprensión es estrecha y egoísta. Se necesita un cambio. No será sabio realizar la mitad o la cuarta parte de las empresas que se han planeado. TM 417.3

Cada uno de los que sesiona en alguna junta o comisión escriba en su corazón las palabras: Estoy trabajando para el tiempo y la eternidad. Debo dar cuenta a Dios de todos los motivos que me impulsan a obrar. Sea éste su lema. Elévese a Dios la oración del salmista: “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites”. TM 418.1