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Sanamiento del muchacho endemoniado VAAn 192

Fue traído el muchacho y, al posarse los ojos del Salvador sobre él, el espíritu malo lo arrojó al suelo en convulsiones de agonía. Se revolcaba y echaba espuma por la boca, hendiendo el aire con clamores pavorosos. VAAn 192.2

El Príncipe de la vida y el príncipe de las potestades de las tinieblas habían vuelto a encontrarse en el campo de batalla... Invisibles, los ángeles de luz y las huestes de los malos ángeles se cernían cerca del lugar para contemplar el conflicto. Por un momento, Jesús permitió al mal espíritu que manifestase su poder, a fin de que los espectadores comprendiesen el libramiento que se iba a producir... VAAn 192.3

Jesús se volvió hacia el enfermo y dijo: “Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él”. Marcos 9:25. Se oyó un clamor y se produjo una lucha intensísima. El demonio, al salir, parecía estar por quitar la vida a su víctima. Luego el mancebo quedó acostado sin movimiento y aparentemente sin vida. La multitud murmuró: “Está muerto”. Pero Jesús le tomó de la mano y, alzándole, le presentó en perfecta sanidad mental y corporal a su padre. El padre y el hijo alabaron el nombre de su libertador.—El Deseado de Todas las Gentes, 395-396. VAAn 192.4