Go to full page →

El segundo templo VAAn 149

El segundo templo no igualaba al primero en magnificencia, ni fue santificado por las manifestaciones visibles de la presencia divina que se vieron al ser inaugurado el primer templo. No hubo manifestación de poder sobrenatural para señalar su dedicación. No se vio que una nube de gloria llenase el santuario recién erigido. Ningún fuego descendió del cielo para consumir el sacrificio sobre el altar. La shekina, o presencia de Dios, no moraba más entre los querubines del lugar santísimo; el arca, el propiciatorio y las tablas del testimonio no se encontraban allí. Ninguna señal del cielo daba a conocer la voluntad de Jehová al sacerdote inquiridor.—La Historia de Profetas y Reyes, 438-439. VAAn 149.2