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La anunciación VAAn 162

Antes de su nacimiento, el ángel había dicho a María: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre”. Lucas 1:32-33. María había ponderado estas palabras en su corazón; sin embargo, aunque creía que su hijo había de ser el Mesías de Israel, no comprendía su misión.—El Deseado de Todas las Gentes, 61. VAAn 162.3

Los ángeles acompañaron a José y María en su cansador viaje a la ciudad de David, para ser empadronados de acuerdo al decreto de Augusto César. Fue en la providencia de Dios que José y María fueron traídos a Belén, porque la profecía había predicho que ése sería el lugar de nacimiento de Cristo. Buscaron un lugar para reposar, pero fueron rechazados. Los ricos y honorables habían sido bienvenidos y habían encontrado albergue y refrigerio. Pero estos cansados viajeros fueron compelidos a buscar refugio en un rústico establo preparado para los animales.—The Review and Herald, 17 de diciembre de 1872. VAAn 163.1