Mientras los discípulos contemplaban apenados hacia el cielo para captar la última visión de su Señor que se remontaba en las alturas, dos ángeles vestidos de blanco se pusieron junto a ellos y les dijeron: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Hechos 1:11. Los discípulos y la madre de Jesús, que con ellos había sido testigo de la ascensión del Hijo de Dios, pasaron la noche siguiente conversando sobre sus maravillosos actos y los extraños y gloriosos acontecimientos que habían ocurrido en tan corto tiempo. HR 249.1